En el Monumento a la Revolución

Fuímos después al monumento a la Revolución, bajando obviamente en el metro Revolución, en esa parte lo gracioso fue que las prostitutas le coqueteaban al conejo, luego fuímos a un Oxxo a comprar un refresco, pues ¡Qué calor infernal hacía caminando por toda la ciudad con una máscara de peluche!, y fue ahí donde nos encontramos un viejo punk que se quería tomar una foto con el personaje. En el monumento en sí casi no había gente, fueron más fotos solitarias que otra cosa, en fin, después nos fuimos a Insurgentes.